martes, 13 de agosto de 2013

Un estudio reciente vincula las incineradoras de residuos con el aumento de casos de cáncer


Un estudio científico publicado recientemente en el número 51 de la revista Environment International (revista indexada en Science Citation Index y Scopus) respalda la hipótesis de un incremento significativo del riesgo de muerte por cáncer en las localidades próximas a incineradoras e instalaciones para la recuperación o eliminación de residuos peligrosos (García-Pérez et al. 2013: 31).
El propósito de este estudio fue intentar determinar si podría haber un exceso de mortalidad por cáncer en las ciudades españolas próximas a incineradoras e instalaciones para la recuperación o eliminación de residuos peligrosos, según las diferentes categorías de actividades industriales. Para ello, los responsables del estudio examinaron la mortalidad causada por 33 tipos de cáncer en aquellos municipios cercanos a instalaciones de incineración de residuos. Utilizando los modelos de regresión de Besag, York y Mollié (BYM) con aproximaciones de Laplace anidadas integradas para la inferencia bayesiana y modelos combinados de regresión Poisson, evaluaron cuál era el riesgo de morir de cáncer en un área de 5 kilómetros alrededor de una instalación de este tipo, analizamos el efecto de cada categoría de actividad industrial y realizamos análisis individuales en un radio de 50 kilómetros alrededor de cada instalación.
El estudio detectó un exceso de mortalidad por cáncer (modelo BYM: riesgo relativo, intervalos de credibilidad y confianza del 95%) en todos los municipios próximos a las incineradoras de residuos. En este sentido, como confirman los investigadores, “cabe destacar especialmente los resultados relativos a tumores en la pleura, el estómago, el hígado, los riñones, los ovarios, los pulmones, la leucemia, en el colon o el recto y en la vejiga, obtenidos en las proximidades de dichas instalaciones” (García-Pérez et al. 2013: 31).
Las conclusiones del estudio apuntan hacia “un riesgo estadísticamente significativo más elevado de morir de todos los tipos de cánceres, tanto los hombres como las mujeres que viven en municipios situados cerca de incineradoras y plantas de tratamiento de residuos peligrosos y, concretamente, un mayor exceso de riesgo de padecer tumores en el estómago, el hígado, la pleura, los riñones y los ovarios (García-Pérez et al. 2013: 42).
Seguramente, los defensores de estas instalaciones, políticos, empresarios, tecnólogos y banqueros que se lucran con ellas y a costa de la salud de las poblaciones circundantes, contraatacarán argumentando que este estudio refleja datos anteriores a la nueva legislación europea en materia de incineración. Sin embargo, cabe recordar que se trata del mismo argumento que utilizaron para contrarrestar estudios anteriores durante el periodo cuyos datos negativos salen ahora a la luz (1997-2006). Políticos, empresarios  y tecnólogos implicados también dijeron en su día que la tecnología era segura, y que la legislación la mejor posible. Pero como demuestra este estudio, mucha gente a muerto de cáncer y otras enfermedades por la irresponsabilidad y bajeza moral de éstos. 
La tecnología y la ley, como demuestra una y otra vez la historia, ni es infalible, ni la mejor posible, pero el ego y la prepotencia de ciertos científicos y la falta de escrúpulos de algunos políticos y empresarios continua cobrándose vidas humanas. Dentro de unos años se publicarán los datos referentes a este periodo concreto, y por desgracia para nosotros y nosotras echarán por tierra la supuesta seguridad de las modernas incineradoras de residuos y sus infalibles filtros. Aunque, claro, para entonces ya habrán sacado una nueva ley y una nueva tecnología desde la cual poder volver a argumentar que “ahora, con la nueva ley y la nueva tecnología disponible, eso ya no puede pasar”.

Citar estudio:
Javier García-Pérez y otros (2013): “La mortalidad por cáncer en ciudades situadas en las proximidades de incineradoras e instalaciones para la recuperación o eliminación de residuos peligrosos”, Environment International, 51, pp. 31–44.

Ver estudio:

Patri Calvo

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